De los 4 elementos -Tierra, Agua, Aire y Fuego- el agua es, después de la tierra, el mas denso y material. Sin embargo, a diferencia de la tierra es expansivo y se adapta a diferentes formas. Así, el agua es un elemento mutable, inestable y fluido. Simbólicamente, el agua representa nuestras emociones y, por tanto, esta vinculado con el mundo de los sentimientos, los instintos, el inconsciente y lo psíquico. Es un elemento femenino, es húmedo y otorga vida, es receptivo, frio y pasivo.
Los nativos con un fuerte contenido de agua en su carta natal suelen priorizar aquello relacionado con su sensibilidad. En general, se conectan fácilmente con las sensaciones y las emociones y registran el mundo a través de lo que sienten y perciben. De allí, que los signos de agua sintonizan fácilmente con los sentimientos ajenos y, frecuentemente, se ven afectados por ellos.
El mundo físico y material pierde importancia para ellos, priorizando todo lo relacionado con el ánimo y los aspectos psíquicos. La creatividad, la mística, la imaginación, el arte, lo espiritual, las artes esotéricas, la música y en general, todo lo relacionado con los sentimientos humanos son su forma natural de expresarse.
Los signos de agua son Cáncer, Escorpio y Piscis. Desde una perspectiva muy amplia, puede decirse que el agua en la carta natal nos aporta espiritualidad, profundidad, capacidad psíquica, intuición, imaginación, ductilidad, compasión, creatividad, solidaridad. Al tiempo, hemos de saber manejar y canalizar sensaciones de vulnerabilidad, hipersensibilidad, fantasía, cambios de estado de ánimo, tendencia al aislamiento, frustración, victimismo y manipulación.
Desde mi punto de vista, el agua es el elemento mas infravalorado.
En una primera instancia pareciera que al carecer de la practicidad y concreción de la tierra, la autoexpresión y la energía del fuego y la lógica y racionalidad del aire, el agua es un elemento poco útil en la rutina diaria y "fácil" de reprimir. En una cultura orientada a la producción y la competencia los procesos internos estorban. Pero, no nos engañemos la verdad es que, nos guste o no, el agua nos domina.
Si no atendemos nuestros procesos emocionales tarde o temprano aparecen los bloqueos y auto-sabotajes. Aunque en el día a día creamos que es nuestro yo consciente quien toma las decisiones desde la lógica y la practicidad, son en realidad nuestras creencias y inconscientes las que van al volante. Estas, son producto de experiencias y emociones reprimidas que no hemos podido/sabido manejar y tarde o temprano emergen a la superficie para que podamos sanarlas. Si no nos abrimos a darle un espacio y momento al sentir, para procesarlo y transmutarlo adecuadamente, nos arriesgamos a enfrentar un tsunami cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles. Una crisis de ansiedad, una depresión o somatizar el dolor a través de la enfermedad es el resultado de todas esas emociones que vamos guardando en el trastero.
En su obra "Los 4 elementos", Stephen Arroyo lo explica muy bien con la siguiente analogía: “…El agua cede pero lo vence todo. El agua extingue el fuego o, hallándose a punto de ser derrotada, huye como vapor y se reforma. El agua lava a la tierra blanda o, al enfrentar a las rocas, procura dar un giro…satura la atmósfera para que el viento muera. El agua cede ante los obstáculos con engañosa humildad, pues ningún poder puede impedirle que siga el destino que se propuso hacia el mar. El agua vence cediendo; nunca ataca, pero gana siempre la última batalla” (The Wheel of Life, Pag. 78 John Blofeld).
Así que, no nos descuidemos porque si no le damos espacio al agua, las humedades del alma empiezan a corroer lo que, con tanto esfuerzo la tierra logró materializar, enfrían la voluntad enérgica del fuego y logran nublar la visión lógica del aire hasta que nos ocupemos de darle cauce a nuestro caudal emocional.
Σχόλια