Hoy en nuestras #Astrolecciones será el planeta #Marte el que venga a reclamar su lugar. Como símbolo de liderazgo, conquistador, guerrero y pionero la función de este planeta es, tal como señalan L. Greene y H. Sasportas en su libro "Los planetas interiores", activar en nosotros el espíritu de lucha que defiende al Sol y, en cierto sentido, a todos los planetas interiores situados dentro de su órbita. Conservar y fortalecer este instinto es esencial, ya que tarde o temprano, nuestra individualidad (sol) tropezará con conflictos o desafíos respecto a nuestros valores e, incluso, a nuestra supervivencia física y psicológica. En este sentido, Marte es la forma primitiva y animal del Sol, una fuerza arquetípica primaria que constituye nuestro instinto de defensa y lucha necesario para la supervivencia.
A pesar de la "mala fama" de #Marte en la astrología tradicional que, aún hoy se conserva en perspectivas astrológicas más "espirituales", es innegable que todos nacemos con Marte en algún lugar de nuestra carta natal. Probablemente, el rechazo a este planeta se derive de su asociación con dos asuntos "incomodos": la sexualidad y la agresividad. No obstante, todos nacemos con impulsos agresivos y sexuales y, en lugar de negar o condenar su existencia en nosotros, hemos de comprender la importancia positiva de estos impulsos instintivos. En este contexto, más nos vale aprender a trabajar con Marte de manera consciente y constructiva.
Marte como expresión de una sana agresividad:
El conflicto y la agresión son parte de la realidad. Desde luego, este puede ser un tema espinoso que debemos de iniciar partiendo de una adecuada conceptualización de la agresividad bien diferenciada de la violencia. Esta última surge, cuando la primera ha sido ha sido repetidamente reprimida y no expresada. Con la aparición de la violencia, se "confirma" entonces que el instinto es "malo", reforzando así un espiral nocivo y anti-natural. Exaltar y reforzar nuestro Marte, empieza por reconocer que sin él somos impotentes y que, cuando no lo vivimos, alguien más nos va a imponer el suyo. La agresividad sana sirve como protección contra el ataque de los depredadores. Algo bastante obvio, ya que si alguien está invadiendo nuestro territorio, amenazándonos, o bloqueando nuestras oportunidades es totalmente apropiado sentir o expresar cierta agresividad.
En un nivel psicológico, la cólera, la agresividad y la auto-afirmación son los principales instrumentos de la formación del yo individual -especialmente en las primeras etapas de la vida-. Mediante su cólera, el niño en realidad está afirmando su condición de individuo. Aunque es necesario contener y moderar su rabia, reprimirla por la fuerza o bloquear su expresión a través del chantaje emocional, no es lo más adecuado. En muchos sentidos, es más saludable un choque entre el Marte del niño y el del padre o la madre -bajo la forma de una paliza o una discusión- que la profunda castración que resulta cuando se le enseña a un niño que el enojo y la agresividad son de por sí algo malo, sucio o inmoral. Un Marte bloqueado provoca un sentimiento de impotencia, hace que la persona se sienta como una víctima y crea una gran rabia inconsciente que puede expresarse de muy diversas maneras. La cólera de un Marte bloqueado puede dirigirse tanto en contra de uno mismo como contra el mundo exterior. Cuando en las primeras etapas de la vida existe una supresión total de la función marciana, luego esta puede surgir en la madurez como ataques de rabia descontrolada o asumir un modo de"lucha encubierta" en la que el individuo elude la agresividad y la separación de forma abierta, suprime su voluntad y sus deseos al punto que se genera una desconexión total de los mismos y una inmensa apatía.
Marte es una clave importante, tanto del bienestar físico como de la salud psicológica. No hay estado emocional tan destructivo para el cuerpo como la cólera reprimida y los sentimientos de impotencia. La enfermedad es una de las consecuencias de no saber usar la agresividad sana y de reprimir la cólera. Si necesitamos hacemos valer y nos refrenamos, la energía destinada a servir de combustible a la acción externa se vuelve hacia dentro, y puede atacar al cuerpo. Las enfermedades típicas que van asociadas con la falta de expresión de la agresividad positiva o negativa son problemas de piel, trastornos digestivos, úlceras, disfunciones sexuales, enfermedades cardíacas y migrañas.
Sí tenemos una relación amistosa con Marte, sabremos lo que queremos y podremos pedírselo a los demás. Las diferentes personas tienen maneras distintas de perseguir sus objetivos, según el signo y los aspectos de su Marte natal. La capacidad de saber lo que queremos y hacer lo necesario para conseguirlo depende de que la persona sea capaz de expresar de manera consciente a Marte. Tal como señala Liz Greene, "el estilo característico de Marte en Piscis, en Cáncer o en Libra puede ser mucho más delicado e indirecto que el del mismo planeta en Aries o en Leo, porque lo que se desea se ve contrapesado y modificado por la necesidad de obtener la aceptación y la aprobación de los demás; pero, aun así, Marte sigue siendo Marte, y uno de los resultados más comunes de un Marte desconectado o distorsionado es un estado de depresión crónico". En el ámbito de la psicología se ha reconocido que la desesperanza, el desvalimiento y la hostilidad se desarrollan a la par. La auto-afirmación no expresada y el resentimiento no reconocido se almacenan en nuestro interior. Es tanta la energía que dedicamos a contener y restringir el sentimiento o la acción, que nos quedamos agotados, apáticos y sin entusiasmo para vivir. Es así que la depresión se relaciona frecuentemente con la cólera bloqueada o la auto-afirmación inhibida.
Marte como Instinto de Autonomía e Individuación
Así, la agresividad sana nos hace querer desplegar más aquello que somos, y crecer hasta convertimos en lo que estamos destinados a ser. La valentía de Marte, nos permite combatir la tendencia regresiva (lunar) de fundirnos con la madre y, más adelante del colectivo. La agresividad es la base para el logro de la independencia y para poder emancipamos de quienes quieren dominamos o protegemos en exceso. Marte, nos da el coraje y el poder necesarios para separarnos de cualquier vínculo excesivamente intenso con una persona que nos cuida, con nuestra pareja o con la familia.
El instinto Marcial nos permite hacernos cargo de la implacable tarea de considerar objetivamente la realidad y definirla para crear una vida individual. Nos proporciona el ímpetu necesario para dominar el mundo exterior y aprender habilidades nuevas, cosas vitales para nuestra autoestima, nuestra sensación de bienestar, independencia y autonomía.
La naturaleza del signo en que este emplazado Marte nos muestra el modo que tenemos de afirmar y expresar nuestra identidad individual, nuestra potencia y nuestro poder. Así mismo,
la casa donde se encuentre Marte -y las casas que incluyan a Aries o Escorpio- serán las áreas de la vida donde necesitamos llegar a tener un dominio de la vida y del mundo exterior. También nos muestra una esfera de la vida dónde puede ser que nos sintamos agresivos, impacientes y fácilmente irascibles. Si no estamos en contacto con nuestra energía marciana, o no la expresamos, la posición de Marte por casa indica un ámbito que, como ya hemos visto, nos puede llevar a la depresión o la enfermedad.
También la relación con otros planetas a través de los aspectos, influyen en nuestra manera de afirmarnos. Marte en aspecto con Urano, por ejemplo, destaca e intensifica la dicha autoafirmación y la autoexpresión mientras que los aspectos Marte-Saturno pueden disminuirlas o anularlas. En general, los planetas que están en aspecto difícil con Marte indican el tipo de problemas o conflictos con que tropezamos cuando intentamos hacer valer y expresar nuestra autonomía y nuestra individualidad.
En cualquier caso, percibir a Marte como la fuerza que nos dirige hacia la autonomía, pasa también por reconocer que la acción marciana tiene un carácter absoluto e irreversible, una vez que hemos actuado por cuenta propia, ya no podemos dar marcha atrás. Es por esto, que much@s tienen dificultades para la integración de Marte pues también se requiere una madurez adecuada -un saturno desarrollado- para asumir la responsabilidad y las consecuencias de muy diversa naturaleza que generarán nuestras acciones marciales.
Aquí también adquiere relevancia la relación entre el Sol y Marte. Independientemente de los aspectos que estos puedan tener, es necesario que acaben siendo amigos: Marte debe ofrecer al Sol su espíritu combativo, y el Sol debe dar un significado a las batallas de Marte.
En ocasiones, el Sol ha de enseñar a Marte la conveniencia de una acción dirigida e inteligente. Recurrir frecuentemente a la agresión directa puede acrecentar la respuesta de los oponentes, sin conseguir al final otra cosa que la derrota. Muchos de los enemigos internos y externos con que tropezamos en la vida, sólo pueden ser derrotados si afrontamos la situación con la suficiente conciencia y una necesaria actitud de apertura.
Marte debe ser el guardaespaldas del Sol; el que le proporcione combustible en su lucha por la individualidad, alimentándole continuamente y fomentando el impulso de auto-afirmación necesario para cumplir la promesa de la semilla de nuestra identidad.
En cualquier caso, también hemos de tener presente que en ese despliegue de la identidad vamos a tener que hacer frente al desacuerdo y al conflicto y es la naturaleza del signo de Marte quien nos señala el modo de abordar la confrontación, así como las estrategias que usamos para hacernos valer y conseguir lo que queremos. En definitiva, Marte es un planeta «antisocial». En primera instancia pareciera que es más útil en el ámbito del yo, que en la sociedad. Marte no es demasiado bueno para actuar en grupos y comités, los principios no le interesan; lo que le interesa es sobrevivir y satisfacer sus deseos. Pero este impulso marciano, realista y en ocasiones despiadado tarde o temprano será moderado por la vida. Los demás no van tolerar un Marte excesivamente desenfrenado, en el mejor de los casos, generaremos un gran rechazo, seremos víctimas de las consecuencias legales o nos veremos sometidos a conductas de terceros aún más agresivas que las nuestras. Por ello, la idea es expresar a Marte de un modo positivo, contenido (en lugar de reprimido) y creativo.
Marte, el deseo y la sexualidad
Finalmente, entramos en el terreno de Marte como un indicador de cómo expresamos y afirmamos la energía sexual. En astrología Marte es el planeta del deseo sexual, por excelencia y, dependiendo del elemento y signo donde este emplazado nos hablará también de aquello que despierta el deseo en cada uno de nosotr@s. Un Marte en fuego derrochará ímpetu sexual, mientras que los signos de Aire tenderán a diversificar la expresión de su deseo a través del juego y la experimentación. Marte en los signos de Agua nos habla de un deseo intenso y profundo pero con mas anhelo de un encuentro cercano con la pareja desde un ámbito emocional. En el caso de los signos de tierra, probablemente les ocasione un gran deleite el contacto, la sensualidad e, incluso, puedan sentirse erotizados por figuras con poder y autoridad. Otro elemento a observar es la casa que lo contiene, pues esta será una esfera de la vida donde tanto hombres como mujeres procuran a menudo impresionar a los demás con su atractivo sexual o su poder.
Al tiempo, el signo de Marte tiñe la imagen interior de lo masculino. Tanto hombres como mujeres la llevamos dentro y vamos a vivirla y desplegarla, ya sea a través de nosotros mismos, o proyectándola en alguien de nuestro entorno. La mujer, puede vivir su Marte con plenitud aceptando sus aspectos más activos, procurando expresar su deseo e ir en busca de lo que quiere, permitiéndose ser asertiva y emprendedora e integrando en sí misma la dualidad. Sin embargo, es posible que refleje su Marte atrayendo una potencial pareja que refleje las características del signo donde tiene emplazado su Marte.
Lo mismo ocurre con el Hombre, aunque este es más impulsivo, más primario, más directo, y se identifica claramente con su planeta Marte. Él también puede integrar (o proyectar según el caso) sus energías femeninas internas (venus y la luna). Integrarlas sería lo más saludable para desarrollar una personalidad y una sexualidad más rica y completa. Ante el Marte activo, Venus es receptivo y nos permite percibir aquellos qué excita a la pareja, lo cual también nos estimula. Es así que la sexualidad plena los incluye a ambos e incluso, podríamos argumentar que es solo a través del poder de Venus podemos domesticar a Marte. El Dios de la guerra, tras la excitación de la acción y la conquista no hace más que quedar deseoso de más conquista, mientras que es solo el poder del erotismo, la belleza y el placer lo que lo apacigua.
Para concluir este exhaustivo viaje por el simbolismo de Marte parece pertinente recordar que se trata de un planeta que puede resultar paradójico: nos dota de una agresividad natural que deberíamos respetar y utilizar, y sin embargo, ese mismo impulso puede funcionar mal o escapársenos de las manos y conducimos a actos deplorables, a multitud de dolencias psicosomáticas e incluso a comportamientos auto-destructivos. Si encontramos canales constructivos para esa energía agresiva que nos permitan usarla al servicio de nuestro propio desarrollo y con el objetivo de cultivar nuestras potencialidades y recursos disminuyen las posibilidades de que se manifieste de forma negativa. Así, Marte en su sentido más constructivo pasa a ser es la voluntad del yo, la capacidad de defender el propio terreno, de satisfacer nuestras necesidades, de rendir homenaje a aquello en lo que creemos y valoramos, y de no permitir que los demás nos cierren el paso.
Comments