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Astrología Psicológica e Integrativa

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Signos: Sagitario


Fuente de la imagen: Free People

Modalidad: Mutable

Arquetipos: el Explorador, el peregrino, La Gitana, el academic@, El gurú, el filósofo.


Sagitario, es el tercer signo de fuego y representa el impulso de dirección y sentido.

De modalidad mutable, se adapta de forma óptima a todo tipo de circunstancias. Su regente el gigante Júpiter le aporta un carácter jovial, justo y leal. Ama la vida y desprende optimismo.


Desde mi perspectiva, no hay mejor modo de explicar la energía de este signo que a través de la analogía. Así, podemos empezar a desentrañar su significado analizando sus representaciones:

Etude du centaure pour: Déjanire Moreau (1826-1898)

Su imagen clásica es la del centauro, mitad hombre y mitad caballo. Tal como señala Huber, esta criatura mitológica simboliza el alma unida a la naturaleza animal y su identificación con la forma física, los objetivos egoístas, los deseos y la ambición. Más tarde, este símbolo fue sustituido por el de un arquero cabalgando sobre un corcel blanco. Este, representa el alma liberada de la naturaleza animal: el arquero controla al caballo, ya no se identifica con el equino y por lo tanto, puede dirigirlo hacia la meta a la que aspira. Finalmente, la simbología se simplificó, hasta adoptar el símbolo más utilizado actualmente que es la flecha que apunta hacia arriba. Esta imagen está en sintonía con la importancia que tiene para los nativos de este signo el pensamiento conscientemente orientado a sus metas y la aspiración a alcanzar sus objetivos. Así pues, el primer paso del desarrollo del signo es emplear la fuerza de concentración para disciplinar la mente y el habla, excluir la multitud de distracciones y pensamientos externos y dar sentido y trascendencia a los propios actos. En consecuencia, el nativo de este signo es potente y decidido.

Desde la lógica de la rueda zodiacal, Sagitario es el noveno signo. En Escorpio, el signo precedente, experimentamos la muerte y la transformación inherentes al fluir de la vida, y necesarias para poder llegar al perenne movimiento del arquero. Sagitario, surge así como una gozosa liberación de la energía retenida en escorpio, que se dispara incontenible y se expande, superando las dualidades y antagonismos de su predecesor. Es la vida que renace después del dolor creativo escorpiniano. Es la energía que se libera después de la muerte. La riqueza de sagitario está en poder trascender el conflicto y dolor sin negarlo. Llevando consigo la experiencia de la muerte y resurrección, el arquero es capaz de trascender los límites de lo conocido con la fe y la confianza en el universo de que todo saldrá bien porque tiene la certeza de que -aun cuando no lo comprenda del todo- existe un sentido en el esquema mayor de las cosas.

Sagitario, es el buscador inquieto e implacable. Su objetivo evolutivo es, ante todo, la búsqueda. Es la aspiración espiritual lo que lo dispara hacia adelante, como una flecha que vuela hacia la meta. Su cualidad fundamental es su disposición permanente por perseguir nuevas verdades y objetivos, nunca está satisfecho y aspira incesantemente a un mayor conocimiento. La flecha que apunta al firmamento simboliza la visión de futuro, el objetivo trascendente, la meta lejana, lo desconocido. Ante esto, inevitablemente, nos surge la pregunta:


¿Qué es lo que persigue el arquero?


En su viaje, sagitario busca el significado de la vida. Respuestas a interrogantes como: ¿Cuál es mi lugar aquí? ¿Hacia dónde voy? ¿Cuál es la razón de mi existencia?, son el punto de mira que guía el galope del jinete en sagitario. En cualquier caso, esta meta no siempre es consciente para el nativo, sin embargo, aún así este objetivo subyacente impulsa al nativo o función psíquica (planeta) emplazado en el signo.


Recursos y estrategias:


En esta búsqueda de sentido y significado Sagitario desarrolla y contacta con ciertos recursos y estrategias evolutivas que le son característicos:


La primera de ellas es su fuerza de expansión, un impulso que lo lleva siempre hacia delante, dejando tras de sí lo viejo para abrirse al encuentro de nuevas oportunidades. Es también esta fuerza la que le obliga a preguntarse el gran ¿Por qué? Y ¿Hacia dónde?, que lo lleva a investigar continuamente y que, poco a poco, le permite acceder a la revelación de los secretos de la naturaleza y del universo. Este principio o fuerza expansiva está presente en todas las criaturas vivientes y es lo que proporciona la fuerza y el impulso necesarios para el desarrollo. En el ser humano, esto se orienta sobretodo al desarrollo de la conciencia, de la mente, del carácter despierto de los sentidos y de la capacidad de percepción. Desde la astrología evolutiva, Forrest señala que cualquier nativo con energía predominante del signo de sagitario, ha llegado a un lugar en su ciclo evolutivo donde, sobre todo, requiere una inmersión de la mente y los sentidos en una amplia experiencia. Los límites de lo familiar deben romperse. La visión "tribal" de la realidad debe abrirse paso hasta una perspectiva más universal. La implicación metafísica es que en una vida anterior, la función psíquica (planeta) de una persona impactada por Sagitario, ya guardaba un “ansia evolutiva” que fue reprimida por circunstancias limitantes. Por lo tanto, ahora hay un innegable impulso de "salir de los límites" y permanecer fuera.

Otra cualidad de Sagitario es su certeza. Si recapitulamos, su principal motivación y objetivo de desarrollo es la búsqueda de sentido pero, atención, su pregunta es ¿qué significa la vida o cuál es su sentido? No si significa algo, pues -precisamente- nace con la seguridad categórica de que, detrás de toda la aparente aleatoriedad del universo existe un gran patrón. La clave está en lograr, a través de la experiencia y la exploración, descifrar su sentido, encontrar su destino en el esquema cósmico de las cosas, alcanzar la verdad.


Para lograrlo, va a emplear otro de sus dones únicos y especiales, su inherente sentido de orientación. Una vez que logra anclarse en la conexión con si mismo, el arquero tiene la capacidad potencial de encontrar el camino correcto. Si a través de la disciplina de la mente y el habla, el jinete se permite contactar con su sensibilidad y deja aflorar su flexibilidad interna, será capaz de acceder a su centro. Entonces, el diálogo entre la personalidad y el alma se traslada a una espiral superior. La luz interior penetra en la conciencia y se expande, sobre todo, en la mente. Se percibe una visión superior y, en algunos casos, puede hablarse incluso de una mente iluminada por la intuición, esta le mostrará el camino y le permitirá -además- desarrollar la capacidad de orientar a los demás. El componente intuitivo, le abrirá el acceso a dimensiones superiores de la mente, a reconocer las verdaderas proporciones de los asuntos, percibir interconexiones que señalan la orientación correcta y que facilitan la información para establecer los objetivos adecuados. Así, el arquero llegará a ser capaz de conectar con la creatividad en tres niveles, el cielo, la tierra y la conciencia. Tres niveles de realidad de los cuales, gracias a su capacidad de integración, será capaz de generar una síntesis jerárquica para desarrollar un verdadero pensamiento independiente, libre de las normas del colectivo y de objetivos egoístas.


Un modo de ilustrar su nivel de certeza y la independencia de su pensamiento es la analogía que nos propone Forrest:

“Sagitario viene al mundo con un altar vacío e instintivamente, se propone proveerlo de un icono. Puede ser Jesús. Puede ser la literatura. Puede ser la revolución mundial. A su manera libre, elige sus propios dioses sin importar las presiones que se ejerzan sobre él. Pero elige lo que quiera.”


De este párrafo podemos inferir el siguiente de sus recursos: la intensa fe en sus ideales. Esta, afianza el sistema de creencias al que el arquero se adhiere. Puede tomar miles de formas, pero el arquero vive siempre de acuerdo a ella. Ningún signo opera tan incuestionablemente a nivel de principios. Su profunda necesidad de comprensión, le exige adoptar principios éticos, ideológicos o religiosos a través de los que ordena la realidad. Así, independientemente de los costos o de lo imprácticos que estos puedan ser, Sagitario hace lo que es “correcto”. Aquí, empieza a despuntar su sombra -que abordaremos en profundidad más adelante-. Esa "rectitud" se define por sí misma y no todo el mundo está de acuerdo con ella pues, muchas veces, se pervierte y el Sagitariano, en vez de alcanzar la comprensión, empieza a juzgar la realidad desde un conjunto de ideales y principios rígidos.


Según este nativo, su visión amplia está siempre dirigida a reconocer las elevadas cotas que el espíritu humano es capaz de alcanzar y así quiere difundirlo con gran entusiasmo. Normalmente, cuando Sagitario reconoce una verdad, le resulta muy difícil guardársela. Estos nativos cuidan y nutren sus visiones e ideales hasta que, de ellos, surge una visión del mundo, una filosofía o un cuerpo de pensamiento utilizable que, posteriormente, se dedica a transmitir lleno de convicción. Por ello, con frecuencia se encuentra a Sagitario como profesor de religión, filósofo, sacerdote, pedagogo o predicador ambulante. Todos ellos personajes que llegan a la vida de otros para darles o devolverles sentido y motivarlos a organizarse en una dirección.


Una vez que el arquero estructura su verdad, necesita anunciarla al mundo entero y refugiado en su característico “amor por la verdad” puede carecer del tacto para expresarla aun cuando esa verdad o conocimiento puede herir a otras personas. Aunque lo hace sin mala intención, su flecha se dirige certera a tocar lo esencial de una materia o persona. Sin embargo, cuando el nativo de sagitario ha madurado, su capacidad de valoración y su fuerza mental se van regulando y es capaz de una mayor moderación y corrección que le ayudan a evitar herir o perjudicar a los demás.

Respecto a las estrategias evolutivas, el referido astrólogo Steve Forrest, vuelve a hacer uso de las imágenes como recurso y nos señala que en la astrología medieval se identificaba a Sagitario con las figuras del gitano, el estudiante y el filósofo. Extrayendo los puntos en común que tienen estos personajes podemos generar conclusiones sobre la esencia del signo.En los tres casos, la mente -como la flecha- se proyecta hacia un nuevo horizonte. En todos, existe una predisposición a la apertura, a la búsqueda, a la expansión de consciencia a través de experiencias desconocidas. La expansión es la sangre vital de Sagitario. En el gitano la expansión resulta de la actividad física, se mueve geográficamente entrando en nuevos y exóticos entornos. El estudiante, lo logra intelectualmente, absorbiendo nuevos hechos y puntos de vista. Y el filósofo lo hace intuitivamente, tratando de expandir la conciencia, para intentar alcanzar, cuando menos, un destello de las leyes básicas del universo.

En cualquier caso, ya se puede prever que los objetivos -en el signo de sagitario- son, como la flecha disparada al cielo, elevados y difíciles de aterrizar. Para Sagitario no hay un final claro, sólo un proceso interminable: es un estado de ser fluido y en movimiento, una imagen de la vida como una búsqueda perpetua. A este respecto, Carutti -en sus apuntes para Casa XI- refiere que para la psicología esta cualidad de movimiento permanente y búsqueda constante es muy difícil de asimilar. De allí la obsesión de estos nativos por aferrarse a verdades y sistemas de creencias que le den sentido a cada uno de sus actos. Sin embargo, la única “verdad” posible es el reconocimiento de que la tarea humana elemental es la búsqueda de sentido - y la realización de que en este mundo de impermanencia, ningún sacrificio de seguridad o protección cuenta para nada si se interpone entre un hombre o una mujer y esa búsqueda incesante. El progreso constante es uno de los principios centrales de Sagitario. Busca la verdad definitiva incansablemente pero, a menudo, también es consciente de que no la encontrará.


En los tres personajes introducidos anteriormente (gitano, estudiante y filósofo) se esconden las claves para el camino de crecimiento de Sagitario:


Convertirse en gitano, es el primer paso. Es necesario liberar los lazos que lo atan a una cultura particular con todos sus valores y costumbres. No se trata tanto de la necesidad de movimiento físico, como de la importancia de permanecer abierto a formas de pensar externas. El viaje literal es simplemente un método para reforzar esa apertura.

En los viajes, tenemos la oportunidad de convivir con una sociedad diferente a la nuestra. Si podemos dejar de lado los juicios y actitudes con los que fuimos criados, podemos empezar a ver la vida desde un punto de vista diferente y, para Sagitario, esto es un paso correcto hacia la evolución. Desenvolverse en entornos culturales diversos, aunque no haya traslados físicos, funciona de la misma manera. Por ejemplo, tener parejas o amigos de países diferentes al nuestro, acercarse a una persona/grupos de religiones/ideologías o creencias distintas a las propias etc.. No se trata de coleccionar sellos de pasaporte, si no de expandir la conciencia a través del contacto voluntario y abierto con sistemas de creencias y valores que nos inviten a la observación e inclusión curiosa y reflexiva de lo nuevo y diferente.


Lo mismo ocurre con el símil del estudiante, como segunda estrategia evolutiva del signo. Ciertamente la educación formal es otra vía de expansión de conciencia y Sagitario encuentra gran placer en asistir a cursos y conferencias. Pero igual que con los viajes, no es imperativo que esto se interprete desde lo académico, también -por ejemplo- probar un nuevo deporte o atrevernos a experimentar una actividad creativa que nunca hayamos realizado es un vehículo de crecimiento. Cualquier experiencia que nos obligue a mirar la vida de una manera fresca nos lleva a abrir la mente a una nueva experiencia, una nueva oportunidad de aprender. Todo lo que sucede a nuestro alrededor puede impulsar un cambio de enfoque.


Finalmente, las percepciones reunidas por la gitana y el estudiante son las que construirán el camino del filósofo. Este os acerca a la más profunda de las funciones perceptivas humanas: la intuición. Sagitario, intenta intuitivamente captar la totalidad de la vida y encontrar su lugar dentro de ella. Sin embargo, es muy importante que el salto intuitivo del filósofo sea alimentado por la experiencia. De lo contrario, no tiene raíces en la realidad y se transforma en un pedante con la cabeza llena de hipótesis sin fundamento. Con frecuencia, en el afán de calmar su carencia de sentido, la flecha perseguida por el arquero es una idea que lo sostiene y, que si carece de un sustrato real, puede volverse una defensa negadora en la que el nativo se atrinchera para escapar del conflicto, refugiarse del dolor y mantener su discurso de abundancia. En este caso, su característica confianza en la vida, se traslada a la confianza ciega en una idea. Este apego puede dar lugar, al fanático o dogmático.

Solo cuando las falsas creencias se desmoronan y Sagitario se permite integrar a su opuesto complementario, géminis, puede llegar a la ecuanimidad. Aprende a relativizar la verdad y reconoce la validez de la multiplicidad de sistemas de pensamiento y creencias. Al mismo tiempo, se da cuenta que debe dejar de lado voluntariamente cualquier idea u opinión tan pronto como se vea a sí mismo escondiéndose detrás de ella. Así, una vez que ha madurado, el filósofo conoce y experimenta las diversas filosofías y sistemas de pensamiento cuidando siempre de que ninguno de ellos sustituya su propia capacidad de comprensión. En ese momento, entiende que la vida es un camino en el que estará constantemente reuniendo experiencia, modificando y profundizando su visión.


La estrategia del Arquero, en pocas palabras: vivir la vida como una aventura. Abandonar los estrechos marcos que limitan su vida y expandir la mente a niveles espirituales superiores. Debe avanzar sin vacilar, esperando milagros, siempre listo para realizar el clásico golpe maestro de Sagitario: el salto de fe. Es por ello que su trayectoria siempre tendrá algo de intranquilidad, de inestabilidad y de constante variedad. Una necesidad permanente de cambios y variedad para poder desarrollarse, pues, solo gracias al constante movimiento podrá ensanchar sus horizontes y llevar a cabo los diversos aprendizajes necesarios para sintetizar sus propias conclusiones, fortalecer sus convicciones y generar una visión integradora y autónoma del mundo.


Para mantener este movimiento y búsqueda constante es evidente que necesita altas dosis de libertad personal. Como en el potro salvaje, el anhelo de lo lejano y lo distante y el ansia de libertad ilimitada son características que permanecen constantes en el interior de Sagitario. Ningún otro signo es tan temeroso de la restricción y de comprometer su autonomía. No podemos negar que, en algunos casos, tras este amor por la libertad, se esconde un profundo miedo al compromiso. Sin embargo, hemos de reconocer que sin posibilidad de movimiento la búsqueda del arquero sería inviable. Es por esto que los nativos de Sagitario deben encontrar compañer@s de camino que no los aprisionan y sepan percibir los vínculos como vehículo de expansión y, a través del amor, enriquecer la experiencia de la condición humana.

En cualquier caso, en Sagitario el concepto de libertad tiene un papel esencial, no sólo en cuanto a los vínculos, si no también respecto a la necesidad de desarrollar un pensamiento propio como presupuesto del proceso de individuación. Para estos nativos es muy importante alcanzar libertad de pensamiento y libertad de decisión.


En este sentido, es importante entender que, a menudo, la dificultad de pensar de forma independiente está relacionada con el hecho de no habernos desprendido de las formas de pensamiento adquiridas a través de la educación (introyectos). Si logramos un cierto desapego de nuestras creencias y aprendizajes podemos ver y valorar la mayor parte de nuestros asuntos de forma objetiva y podremos utilizar las energías mentales de manera creativa. Como señala Huber, cuándo Sagitario es capaz de reconocer su capacidad de pensamiento independiente y de defender sus convicciones con coraje, puede alcanzar la forma más elevada de libertad, la de despojarse de normas y creencias impuestas por el colectivo y vivir en sus propios términos. En definitiva, trascender la heteronomía y la socionomía para acceder a la autonomía. Vivir de manera consciente y consecuente con lo que piensa y siente, acerca a este nativo a la alegría pues actúa desde la convicción de conocer la motivación interna de sus acciones.


Esto nos lleva a la siguiente herramienta fundamental de Sagitario, su capacidad de pensamiento. Los nativos de este signo deben tener presente que el pensamiento es un instrumento poderoso que hemos de usar de forma consciente. Emplear la capacidad de concentración y dirección sagitariana para modular la actitud y adoptar una visión de optimismo y abundancia, sin perder contacto con la realidad es uno de los principales dones.


Si ponemos en práctica estas recomendaciones, también contactaremos con el entusiasmo, la vitalidad, la confianza y el ansia de aventura que son todos también atributos del signo de Sagitario. Siempre dispuestos a lidiar con lo que la vida les presente, estos nativos son

Adaptables, resistentes y capaces de recuperarse de cualquier adversidad. La tristeza y la depresión son posibles, pero para el arquero son condiciones temporales, listas para disiparse ante el indicio de una aventura o una nueva posibilidad.


Sombra

Sin embargo, su sombra yace precisamente en su dificultad de contactar con el dolor y el lado oscuro de la vida. Los sagitarianos suelen negar su propia oscuridad y tienden a evitar conectarse con lo emocional, perdiendo así contacto con la realidad. Su mecanismo más habitual ante la adversidad, la tristeza o la impotencia es buscar en seguida el significado, el aprendizaje o el sentido de la experiencia que está atravesando, antes -incluso- de sentir el dolor de lo que está viviendo. A Sagitario se le dificulta recordar a Escorpio. Así como Escorpio tiende a quedarse pegado al dolor, Sagitario tiende a quedarse pegado a un ideal. Es importante recordar que el fin último de Sagitario es la comprensión y el sentido y este solo puede alcanzarse sumergiéndose totalmente en la experiencia y, por tanto, contactando con el dolor, con la limitación y la finitud que esta les trae.

Sagitario, como buen signo de fuego es energía lanzada hacia afuera, le cuesta escuchar, le cuesta el retorno. Ante la dificultad, cuando no puede escaparse fisicamente, puede centrarse en buscar soluciones, mirar el “lado positivo”, realizar actividades para evadirse o para sentirse mejor, enmascarando el malestar. Esto lo hace bastante propenso a la ansiedad. En general, niega su visceralidad y vulnerabilidad -en consecuencia- tiende a idealizar a las personas y situaciones en las que se involucra y cuando el entorno le reclama presencia y compromiso en momentos duros, el primer impulso suele ser a la huida. Desde este prisma, el idealismo de Sagitario puede llevarle a deslizarse por la superficie de la vida sin arriesgarse a la entrega. Su tendencia es a evadir la verdadera preocupación, la clase de preocupación que sólo surge cuando realmente nos hemos vinculado profundamente con un objetivo, persona o proyecto con todo lo que ello implica. Esto no se limita solo a las cuestiones ligadas a la intimidad y la sexualidad, si no que alcanza principios más amplios pues, aunque la amplitud expansiva es una virtud, también lo son la intensidad, el compromiso y la concentración, ya sea en el amor o en la biblioteca.


Hacer consciente que los momentos de dificultad también son parte de la vida y reconocer que, muchas veces, esta puede ser oscura y tendernos trampas mortales, puede ayudarle a Sagitario a regular su exceso de confianza. A estos nativos también les viene bien aprender que -en ocasiones- la vacilación y la sospecha pueden salvarnos. Su brillante y confiado entusiasmo, pueden acabar llevándolo a la tragedia. El exceso de optimismo, la sobre-extensión y el mal juicio son su sombra. Puede que confíe demasiado. Puede seguir a un gurú auto-designado y ser víctima de engaños, todo en nombre de la fe. Sin duda, una fe robusta, sentido del humor, voluntad de dar un salto son rasgos que nos ayudan a vivir más plenamente, y el Arquero los tiene todos. Pero a menos que estén equilibrados por un sentido realista de que la vida también es frágil y fugaz, el brillante Sagitario puede convertirse en presa fácil de desgracias e infortunios.


Otra consecuencia indeseable de su dogmatismo es que, cuándo Sagitario aún no ha madurado, existe el riesgo de que quiera tener siempre la razón. En estos casos, la única opinión válida es la suya y siempre quiere tener la última palabra. En este sentido, puede llegar a ser muy intrusivo, utilizando su amplia capacidad de oratoria para imponer su verdad. Sufre de un cierto complejo mesiánico, en el que desde un lugar de prepotencia y autoproclamada maestría, presupone cierta incapacidad, ignorancia o debilidad intelectual en el resto y asume la “misión” de orientarlos y motivarlos a seguir cualesquiera postulados “...aun cuando ellos no los comprendan” . Otra de sus variantes es aquel que va cambiando de verdades, pero siempre está convencido de algo. En ambos casos, el nativo de Sagitario más que comprender siente que "sabe" y tiende a imponer un sentido a los demás colocándose como predicador (que ha encontrado la verdad y quiere enseñarla a otros) o evangelizador (presionando a que los otros para que también ellos hagan lo que a él le ha funcionado). En ocasiones, puede creer genuinamente que hace lo mejor y no se da cuenta de todo lo oscuro que está sosteniendo, llegando -incluso- a presentar al mundo cómo justas, injusticias cometidas por él mismo o por sus “maestros”.

Su necesidad de mantener las apariencias y un status de superioridad frente al entorno, le hace muy difícil admitir que se ha equivocado. Antes de esto, se auto-engaña y se pierde en complicados procesos mentales, se sitúa en un alto pedestal y mira a los demás despectivamente. Estos son algunos rasgos negativos de Sagitario que también deben tenerse en cuenta para completar el cuadro.


La madurez de Sagitario, empieza al darse cuenta de que aferrándose a “verdades”, está negando y excluyendo sistemáticamente todo lo restante y, por lo tanto, se aleja del sentido y comprensión de la totalidad. Solo cuando sagitario -incorporando a Géminis- incluye lo diverso de la experiencia y contrasta la validez de su concepción del mundo con la dura realidad, sus ideas dejan de ser meros castillos en el aire. Es entonces que puede alcanzar el arquetipo profundo del sabio o el maestro y producir un efecto educativo e iluminador en el entorno, contagiando su sentido de confianza y abundancia de la vida a través de su actitud y sus acciones.


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Fuentes:


Steven Forrest, The Inner Sky (2012)

B. Huber, Los signos del zodiaco, Reflexiones y meditaciones (2014)

Eugenio Carutti, Los signos Lección No. 10 Apuntes de Casa Xi, Año 1 Nivel 1.

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