Arquetipo: El espíritu de la tierra, El pagano, el animal totémico, La vasija
Plantea regente: Venus
Elemento: Tierra
Modalidad: Fija. El signo de Tauro pertenece a la cruz fija y es un signo de tierra, por lo tanto, los nacidos bajo el signo de Tauro tienen una voluntad constante, son perseverantes, resistentes y poseen una naturaleza de deseos intensa.
Siguiendo la lógica de la rueda zodiacal, Huber plantea que: " En Aries se inicia un impulso, se concibe un pensamiento, se crea una idea. Esta idea se origina en la mente y en Tauro se traslada al cuerpo de deseos. En Tauro, el deseo, la aspiración o la voluntad recogen la idea, la elaboran y la llevan a la práctica."
Tauro quiere ser el envase/contenedor para la energía informe de Aries. Esto, se hace evidente en su simbología en la que vemos un círculo y un cuenco. Este último, alude a la capacidad de deseo y receptividad Taurina (recordemos que su regente es venus), su talento para magnetizar y atraer cosas que provienen de fuera:cosas materiales y espirituales. En este sentido, cuando se refiere a cosas materiales puede tratarse de dinero, posesiones, bienes inmuebles, etc. En cambio, si es del ámbito espiritual puede tratarse de valores espirituales, verdadera sustancia, ideales, influencias de otras esferas o incluso la iluminación. El círculo cerrado indica que lo que se ha recibido se preserva y se resguarda firmemente en el núcleo. En este segundo aspecto, se recalca su capacidad de preservar y perseverar.
En este sentido, Tauro tiene un profundo convencimiento de que el trabajo debe realizarse, asumir la necesidad de llevar adelante las tareas requeridas, la visión y la habilidad para reconocer y aprovechar las oportunidades que se presenten, la superación de la inercia y la disponibilidad a aceptar sacrificios para llevar a término la realización de la idea percibida. Con su voluntad de propósito, Tauro mantiene firmemente la visión de la meta dinámica vislumbrada y avanza hacia ella con resolución. Por grandes que sean las dificultades, nada puede apartarle de seguir el camino. Cuando tiene una meta, está dispuesto a emplearse a fondo para alcanzarla. Acepta con serenidad las cargas necesarias, sean propias o ajenas. Ningún sacrificio es demasiado grande. Paso a paso, avanza pacientemente hacia la meta a la que se ha consagrado con todo su corazón. Es así que una de las mayores fortalezas de Tauro es la concreción y el pragmatismo.
Su energía no es explosiva -como la de Aries- convencerle de iniciar el movimiento puede ser difícil y luego el paso será lento, paciente y calmado pero permanente. Se mantendrá avanzando casi por inercia, por lo que, una vez encaminado, será difícil detenerle o desviarle de su camino original. He allí la fuerza de su deseo que inicialmente debe ser intensa para sacarle de la quietud y mantenerlo avanzando perseverante, solido, constante y confiado hacia la concretización de sus objetivos. La naturaleza de deseos o naturaleza emocional de una persona tiene un efecto rotundo cuando se dirige hacia un objetivo específico. A Tauro puede costarle decidirse por algo pero una vez lo ha hecho y su ambición y su interés han despertado, difícilmente renuncia a su propósito. Con su concentrada fuerza de voluntad puede conseguir con relativa facilidad cualquier cosa que se proponga.
Con la influencia de Tauro, el cuerpo de deseos tiene la capacidad especial de «incorporar». Puede decirse, incluso que tienen la capacidad de hacer realidad lo que imaginan. Con su fuerza y su energía, aquello que envisionan toma forma. Una vez que el taurino ha visto de forma plástica lo que desea conseguir, no abandona hasta que lo convierte en realidad. Sin embargo, el nativo debe tomar en cuenta que esto también puede convertirse en una importante atadura. Como señala Huber, la fuerza del deseo pasa a convertirse en un afán o en una urgencia interna de tener cosas cada vez mejores y más bellas. Queremos tenerlo todo mejor que los demás y nunca se está satisfecho con nada. Para regular tal intensidad del deseo, es importante cultivar la gratitud y la capacidad de sentirse satisfecho con lo que uno tiene. El talento Taurino de reconocer el valor en todas las creaciones de la naturaleza, nos ayuda a dirigir nuestros ojos a lo que tenemos a disposición a nuestro alrededor y reconocer la belleza y la maravilla del presente. La fuerza del deseo ya no se dirige hacia fuera sino hacia dentro de uno mismo y se tiene la capacidad de reconocer la bondad y la belleza en todas las cosas, tanto en uno mismo como en los demás. En este sentido, Tauro tiene potencialmente -cuando interioriza la gratitud- una alegre confianza en la vida. Cree en las energías de conservación de la naturaleza y tiene la seguridad de que siempre tendrá todo lo necesario para vivir y puede descubrir qué, si amplía su perspectiva, en realidad necesita mucho menos de lo que cree.
Para quien tiene un sol en Tauro, la vitalidad está arraigada en sensaciones físicas terrenas.
Paz, seguridad, gentileza, comodidad, naturalidad, simplicidad. Más allá del sol, cualquier función de la consciencia (planeta) que este ubicada en el signo de Tauro, independientemente de que el nativo sea consciente de ello o no, esta encaminada a experimentar, asociado a ella, un sentimiento suave y atemporal como su final lógico. Según Steve Forrest, astrólogo evolutivo, esa parte del alma ha alcanzado un punto en el que realmente necesita calmarse y retomar contacto con su cuerpo y su lado más instintivo. Al respecto, el referido astrólogo señala que, desde un punto de vista metafísico, el alma en experiencias vitales anteriores valientemente enfrento un gran trauma. Aprendió lo que necesitaba aprender, pero fue muy maltratada en el proceso. Existe entonces ahora la intención evolutiva de recobrar la quietud, la paz y la simplicidad.
Así, el nativo de Tauro es instintivamente atraído a todo lo que pueda ofrecer estabilidad, naturalidad, confianza y paz. La música lo calma. También lo hacen las herramientas confiables, los amigos leales y verdaderos, los paisajes familiares y conocidos. En Tauro, las expresiones creativas tienen como resultado objetos tangibles o la acumulación de recursos. Plantar un jardín es una actividad taurina. También pintar, construir mobiliario con madera fina o sentir la textura de un maravilloso violín antiguo.
También en el aspecto emocional y vincular, Tauro busca la simplicidad. La estrategia taurina es la de la simplificación sin fin. Tauro rechaza los melodramas existenciales por lo que, en general no hace “cambios personales pesados”. Para este nativo este tipo de cambios es agotador y -desde su perspectiva- estos realmente no cambian nada. su sistema es el de la eliminación gradual de todo lo que no es esencial en la vida hasta que, únicamente nos quede la esencia: salud, verdad, amor, belleza y silencio. Un compañero del signo de Tauro puede ofrecernos disfrute, gozo y relajación, pero en contraposición puede ser también posesivo, terco y adolecer de un excesivo hedonismo.
Tras este recorrido, podemos entender porque se considera que Tauro está más interesado en los valores materiales de la existencia. Esta orientado a la seguridad material, el disfrute y goce sensorial (gusto por la comida, los placeres y la comodidad). Reconoce fácilmente el valor de los recursos y, al mismo tiempo, le resulta muy importante contar con un sistema de sustento que le permita la tranquilidad de saber que tiene los recursos suficientes para cubrir sus necesidades. En este sentido, parece que este nativo se enorgullece de sus posesiones, sus bienes y su estabilidad pero, esto es en realidad la expresión externa de una profunda necesidad interior de ser reconocido por su fiabilidad y su capacidad de producir.
Esto, da lugar también a la "sombra" del signo de Tauro: el peligro reside en confundir la paz interior con la seguridad externa. Tauro puede obsesionarse con la estabilidad a cualquier nivel externo: financiero, interpersonal, experiencial. Es entonces cuando la expresión de su individualidad puede verse obstaculizada por las dudas y la renuencia al cambio. Como resultado, este signo puede aburrirse, volverse terco, materialista y temeroso de romper las rutinas. Se debe recordar al Toro que el movimiento y el cambio son dos de las cualidades más características de la vida, y que una de las características más universales de la muerte es la estabilidad.
Tauro, desde su característica naturalidad, inocencia e ingenuidad, sólo espera lo bueno y lo hermoso y, cuando se producen desilusiones y experiencias dolorosas, despierta del sueño como la bella durmiente. Recordemos que el regente de Tauro es Venus, con su intenso deseo de belleza, confort y seguridad, las pérdidas son algo muy difícil de soportar para él. Estas situaciones son tan incomprensibles para Tauro, que hacen que pierda la calma y se sienta desconcertado. Cuando aparece cualquier amenaza de su paz interior o de su confort, intenta contrarrestarla inmediatamente. Hace todo lo que está en sus manos para evitar las pérdidas o para compensarlas lo más rápido posible y así restablecer el estado de seguridad y armonía. Pero Tauro necesita experimentar repetidamente este tipo de sacudidas para que los estados de conciencia fijos y endurecidos se rompan y el desarrollo continúe su proceso. Desde este prisma, incorporar la inagotable capacidad transformadora y alquímica de su opuesto/complementario, Escorpio es el recurso creativo que lo ayudará a interiorizar un sentido de seguridad más poderoso y trascendente que cualquier posesión externa. En este proceso, la fuerza del deseo se transforma -como señala Huber- en aspiración espiritual y los objetivos espirituales se convierten en los valores más importantes de la existencia de Tauro. Esta transformación interior le requirá al toro desprenderse de cadenas y ataduras y aprender a renunciar a la satisfacción de deseos egoístas y materiales.
Solo a través de la movilización de las energías escorpianas asociadas al eterno proceso de «muerte y renacimiento» la transformación psicológica y espiritual le permitirá a Tauro afrontar las crisis de manera constructiva y reconocer la seguridad interior que le aporta su perseverancia, la fuerza de su deseo y toda la inagotable fuente de recursos interiores de la que dispone el signo del Toro. En ese momento, llegará la comprensión de que la única seguridad real y permanente es una condición interior. Es así, que esto puede otorgar a Tauro una voluntad espiritual muy poderosa. Cuando Tauro es movilizado por una inspiración o idea espiritual, hará todo lo posible para hacer realidad ese ideal en la vida diaria. Ningún sacrificio ni ningún esfuerzo son demasiado grandes cuando están al servicio de propósitos espirituales. Como ocurre con la mayor parte de los signos de Tierra, descubrimos que en el reino de la materia hay un caudal espiritual que puede llegar a sorprendernos. Es así que uno de los signos que suele ser considerado entre los más "materialistas" del zodíaco puede, al mismo tiempo alcanzar elevados niveles de desarrollo espiritual y una gran capacidad de entrega sin renunciar a su naturaleza innata, practica y material. Por el contrario, será esta naturaleza quien los impulse a dar forma real a la espiritualidad aquí en la tierra.
La alegre renuncia a los intereses personales en favor del todo o por el bien de alguna cosa, algún grupo o algún ideal despierta en Tauro una alegría vital originada por la experiencia de unidad con los demás: una alegría que proviene de fuentes espirituales y que sentimos siempre que obtenemos una victoria sobre nosotros mismos.
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